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sábado, 20 de abril de 2013

Belleza infernal


Y ahí estaba yo, frente a un ser de rasgos tan hermosos, pero aspecto tan diabólico, que las mil y una sensaciones que recorrían todo mi cuerpo eran tan intensas como contradictorias.
Las suaves líneas que conformaban su rostro le daban una dulzura sobrenatural, escalofriante incluso. Sus labios rojizos eran tan sensuales y mortíferos que supe que su más mínimo toque me mandaría directo al más placentero de los infiernos. Y sus ojos, esos ojos que no podían ser de este mundo ni de ningún otro, me atrevería a decir, tenían el color brillante de las esmeraldas, los rubíes y las amatistas, todas ellas mezcladas en una caótica vorágine en la que predominaba un rojo sanguinolento pero tan atrayente... La suavidad de su cabello habría sorprendido a cualquiera, aquellos perfectos y largos bucles de un marrón tan apagado que llegaba a parecer grisáceo, con esos desconcertantes golpes de color rojizo de las ascuas candentes que apenas mantienen con vida una hoguera. Su sonrisa, que inspiraría temor en cualquiera, a mí tan solo me fascinaba, sus dientes afilados, manchados ligeramente por algún resto de sangre, todo ello haciendo perfecto conjunto con aquellas afiladas y brillantes uñas que serían capaces de arrancar el corazón, literalmente, a cualquiera. Como toque final a su excentricidad y su diabólicamente perfecto aspecto, dos rugosos cuernos de un color blanco roto, mate, prácticamente sin brillo, coronaban su cabeza.
Una vez fui capaz de apartar la vista de su cara me fijé en el resto del cuerpo, un cuerpo largo, curvilíneo y tapado estratégicamente con una extraña mezcla de telas y hojas que le daban un aspecto de lo más exótico. Su piel, toda ella de un color ceniciento parecía tan suave como un manto de seda, y la cantidad de ella que estaba expuesta dejaba poco a la imaginación. Una imaginación pecaminosa, sin duda.
La fascinante criatura se acercó a mí, mostrando sus mortales dientes en una sonrisa demoníaca  Tomó una de mis manos entre las suyas y lamió la palma sin dejar de mirarme a los ojos, retándome a decir algo contra aquello. Pero yo estaba tan perdido en las sensaciones que simplemente la observe, embriagado con la mayor de las fascinaciones. Su rostro ceniciento se acercó al mío hasta que noté sus labios posarse sobre los míos con furia. El silencio era total a nuestro alrededor, y yo era incapaz de cerrar los ojos, atrapado por la profundidad desconcertante de los suyos.
Algo en su rostro cambió, y su sonrisa se volvió más calidad, si es que eso era posible. Comenzó a andar, arrastrándome consigo, hacia las profundidades de aquel extraño bosque en el que yo me había perdido. Casi tuve la intención de decir algo, casi. Pero me mantuve en silencio, y ningún sonido rompió el silencio hasta que su voz suave, fluida y siseante llegó hasta mis oídos.
                -Ahora, querido, te daré a probar el ardor placentero que conocemos los seres infernales.
                Su risa profunda y el movimiento de su cuerpo me hipnotizaron de tal manera que olvidé quién era, de dónde venía y dónde se supone que debería estar. Y con la velocidad de un parpadeo me perdí en aquello que tan acertadamente ella había llamado “ardor placentero”.


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2 comentarios:

  1. Ay, Noa, me llegó a dar escalofríos jajaja ><. Te extrañé, desaparecida :3.
    Buen texto, me gustaron todas la descripciones que hiciste. Eres una genia ^^.

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  2. Me encantó *--* hiciste que yo también estuviera embobada con la lectura. Cada descripción es tan perfecta *w* un relato muy sensual:3

    No te preocupes! que yo creo que desastre en blogger somos todos xD a veces resulta difícil equilibrar la vida personal con la vida en blogger más los estudios D: y después el cansancio, por lo menos a mí, seca las ideas e___e

    Yo soy una chismosa de lo peor xD así que debo preguntar, ¿por qué te has cambiado de nuevo?

    Saludooos♥

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